Gases, hinchazón, estreñimiento, digestiones lentas y pesadas, reflujo, dolor abdominal… Todos estos síntomas digestivos tan molestos no siempre tienen su origen en una enfermedad digestiva. Y es que los TCA y las conductas alimentarias alteradas pueden favorecer la aparición de patologías digestivas.
Eje intestino-cerebro
Para empezar, debemos conocer el eje intestino-cerebro. Esto se refiere a la comunicación que existe entre el sistema nervioso central, representado por nuestro cerebro, y el sistema nervioso entérico, situado en nuestro intestino.
Esta conexión, que implica diversas vías neuronales, endocrinas e inmunológicas, funciona en ambas direcciones: por un lado, el cerebro produce estímulos sobre el sistema digestivo (por ejemplo, como ocurre ante un estímulo estresante) y, por otro lado, los cambios en la microbiota intestinal pueden afectar a la desregulación del sistema nervioso central.
Relación entre problemas digestivos y TCA
Los TCA son trastornos graves que tienen múltiples consecuencias físicas y psicológicas, entre las cuales están muy presentes las alteraciones digestivas. Algunos estudios refieres que 9 de cada 10 personas con TCA muestran algún tipo de síntoma digestivo, siendo los más frecuentes el hinchazón abdominal, saciedad precoz, digestión pesada, dolor abdominal, reflujo y estreñimiento; y 8 de cada 10 cumplen criterios de al menos un trastorno digestivo funcional.
Estos síntomas aparecen como consecuencia de las conductas alimentarias alteradas, ya sea de forma aislada o en conjunto:
- La restricción alimentaria provoca una ralentización del metabolismo y la digestión, provocando hinchazón, gases, estreñimiento, saciedad precoz… También puede afectar a la absorción de nutrientes y a su digestión, produciendo déficits nutricionales e intolerancias (que se revierten cuando la persona recupera su alimentación normal).
- Los atracones se relacionan con mayor dilatación gástrica (lo que desregula más las señales de hambre y saciedad) gastritis, reflujo, distensión abdominal, flatulencias, diarrea y digestiones pesadas.
- Las purgas como los vómitos o los laxantes tienen consecuencias muy graves para la salud. A nivel digestivo, pueden provocar diarrea/estreñimiento, esofagitis, úlceras…
- El ejercicio físico excesivo contribuye a los efectos negativos de la restricción y a la destrucción de masa muscular que también afecta al tubo digestivo.
A todo esto, cabe añadir que los trastornos digestivos pueden ser también un factor desencadenante de un TCA. El malestar que generan estas patologías favorece la pérdida de apetito y las aversiones hacia algunos alimentos, y esto junto con las pautas dietéticas restrictivas y cambios en la alimentación, puede promover conductas de riesgo que pueden acabar desarrollando un TCA. En estos casos, la prevención es indispensable.
Claves en la recuperación
Si estás en una situación similar, atravesando por un TCA y con sintomatología digestiva, te presento algunas de las claves para una recuperación total:
- Regularidad alimentaria: para que tu función digestiva vuelva a regularse, debes volver a comer suficiente, de forma nutritiva, en horarios regulares y de forma consistente.
- Regular ansiedad y estrés asociados a la comida: recuperar esta normalidad puede generar miedo, ansiedad o culpa, lo cual puede seguir empeorando los síntomas digestivos. Trabajar en tu relación con la comida te ayudará a reducir la ansiedad y mejorar tus digestiones.
- No realizar exclusiones ni seguir pautas rígidas: antes de realizar dietas restrictivas o eliminar alimentos porque no te sientan bien, se debe trabajar en estabilizar la conducta alimentaria y sanar la relación con la comida. Una nutricionista especializada en TCA y patologías digestivas puede ayudarte a encontrar el equilibrio, reduciendo los síntomas y a la vez mejorando tu relación con la comida.
- Manejo interdisciplinar con profesionales especializados: en estos casos, la figura de una dietista-nutricionista especializada es fundamental, aunque en muchos casos necesitamos trabajar en conjunto con psicólogas o médicos para poder abordar la problemática desde todos los ángulos.
Si tienes una mala relación con la comida y te gustaría aprender más sobre este tema, pinchando aquí puedes acceder a un taller gratuito donde abordamos este tema. Y, si crees que necesitas una atención personalizada, en María Redondo Psicología contamos con psicólogas y nutricionistas especializadas que pueden ayudarte. Puedes pedir cita con nosotras a través de nuestro formulario de contacto.